El tabaco es un grave problema de salud pública en el mundo y constituye la primera causa aislada de enfermedad evitable, invalidez y muerte prematura en nuestro país. La Organización Mundial de la Salud estima que, en la actualidad, 5 millones de personas mueren al año como consecuencia del tabaco.
En el tabaco hay una droga: la nicotina. Esta substancia es adictiva y tóxica. Se absorbe a través del aparato respiratorio y, en menos de 10 segundos, llega al cerebro. De ahí su potencial adictivo, su rapidez de acción y su poder como reforzador. Actúa sobre el sistema nervioso, aparato cardiovascular, endocrino, gastrointestinal y neuromuscular.
Otro componente importante de los cigarrillos es el alquitrán, que se produce en la combustión del papel del cigarro y del tabaco. Es el responsable de algunas enfermedades respiratorias, así como de diversos tipos de cánceres (entre ellos del cáncer de pulmón).
El monóxido de carbono también procede de la combustión del cigarrillo. Este gas, en los pulmones, se combina con la hemoglobina y da lugar a un compuesto que impide que se fije el oxígeno en los glóbulos rojos, lo que limita la correcta oxigenación del organismo. Juega un papel importante en la producción del infarto agudo de miocardio, de la arterioesclerosis o de algunas enfermedades respiratorias crónicas.

¿POR QUÉ FUMAMOS?
- Porque existe una dependencia física a la nicotina: el fumador es adicto a la nicotina y cuando al organismo le falta la cantidad diaria necesaria, reacciona apareciendo el denominado “síndrome de abstinencia”.
- Porque existe una dependencia psicológica y social: el tabaco forma parte de las actividades cotidianas de los fumadores. Sin él notan que les falta “algo”.
- Porque es un hábito mecánico y automático: se fuma de manera inconsciente, mecánica y automática.

QUIERO DEJAR DE FUMAR:
Mark Twain señaló lo fácil que es dejar de fumar: «Yo lo he conseguido por lo menos mil veces» decía el escritor americano. Al margen de bromas, Twain tenía razón, pues es posible abandonar el hábito de fumar con facilidad.
Dejar de fumar no consiste sólo en tomar la decisión: “me gustaría dejarlo”, “sería bueno que no fumara”,… Fumar forma parte de tu vida y abandonar este hábito es un proceso que requiere una fase de preparación y no conviene precipitarse.
Piensa que si llevas mucho tiempo fumando debes tomarte un tiempo para conocer: por qué fumas, por qué quieres dejarlo y cómo y cuándo lo harás.
¿POR QUÉ FUMO?
Para responder a esta preguntará, te ayudará saber con qué frecuencia te identificas con cada una de las situaciones que se exponen en la siguiente tabla. Marca la opción que creas más correcta, una sola opción, para cada uno de los casos que se describen:

Para obtener las puntuaciones:
- Anota la puntuación que has señalado para cada situación: si marcaste 4 para la situación A, pon un 4 en el espacio reservado para A, y así sucesivamente.
- Suma las tres puntuaciones que pusiste en cada línea, para obtener un total por línea. Cada total te dará tu posición en cada una de las posibles razones por las que fumas: si fumas porque te estimula, por placer, etc.
- Las puntuaciones totales pueden ir del 3 al 15. Puntuaciones de 11 o más, indican que esta categoría describe de forma muy importante las razones por las que fumas.

Los valores obtenidos te ayudarán a identificar por qué fumas. Si obtienes una puntuación alta en varias categorías: es normal, no te preocupes. Lo importante es identificar cuales son las características de tu dependencia para afrontar, con más facilidad, los primeros días sin fumar. Así, los resultados pueden ser que fumas por:
- Efecto estimulante: sientes que el tabaco te ayuda a despejarte, a mantener un nivel elevado de atención, te estimula, incrementa tu energía y, en general, te ayuda a seguir adelante.
- Refuerzo gestual: a veces, tener algo entre los dedos te resulta gratificante, te ayuda a sobrellevar con mayor aplomo algunas situaciones, te da mayor presencia o te resulta entretenido.
- Placer-relajación: no es fácil distinguir si fumas para sentirte bien o para evitar sentirte mal.
- Para reducir estados negativos: crees que el cigarrillo te ayuda a superar los momentos difíciles, el estrés y los problemas diarios. Tienes que tener claro que quien supera los problemas cotidianos ERES TU, no el cigarrillo.
- Adicción: ya sabes que tienes una fuerte adicción, pero también sabes que puedes más que el tabaco. Por ello, en cuanto dejes de fumar, te darás cuenta de que no vale la pena volver a una situación de dependencia.
- Automatismo: no disfrutas de la mayoría de cigarrillos que fumas. Tu relación con el tabaco es inconsciente, mecánica y automática. El principal objetivo ahora es romper las asociaciones inconscientes que has establecido entre el acto de fumar y los hábitos cotidianos.
¿POR QUÉ QUIERO DEJARLO? BUSCA UN MOTIVO
Tienes que tener claro que ¡ningún método es eficaz si no tienes la firme convicción de que quieres dejarlo!, por tanto, el primer paso es estar absolutamente convencido de querer abandonar el tabaco. Para ello hay que tener una razón de peso, UN MOTIVO.
Ya sabes que dejar de fumar tiene beneficios para la salud, tanto física como mental. El riesgo de mortalidad disminuye a medida que es mayor el tiempo que estamos sin fumar: a los 15 años de haber abandonado el hábito tabáquico el riesgo de mortalidad es similar a aquellos que no han fumado nunca, pero hay otros beneficios que se observan más rápidamente. Así:

Cada fumador es distinto y tiene sus propios motivos para
dejar de fumar. Busca los tuyos de manera que sean lo suficientemente
importantes, haz una lista, colócala en un sitio al que acudas con frecuencia y
¡repásala a menudo!:
- Dejar de depender de una substancia: SER LIBRE.
- Porque valgo demasiado como para dejar me machacar por el tabaco.
- Evitar el envejecimiento prematuro de la piel.
- Respirar mejor
- Recuperar el gusto y el olfato.
- Perder el color amarillo de dientes y dedos.
- No sentir agotamiento al subir escaleras o hacer ejercicio.
- Evitar el mal aliento.
- Pensar en la salud de los que te rodean: espos@, hij@s, compañer@s de trabajo,…
- Prevenir algunas enfermedades causadas por el tabaco: cáncer, patologías respiratorias o enfermedades cardiovasculares.
- Vivir más años y vivirlos mejor.
- Ser un buen ejemplo para los demás.
- Ahorrar dinero.
Cuanto más sólidos sean tus motivos para dejar de fumar, más estable te sentirás durante el proceso.
La solidez de los motivos depende de cada persona. No creas que los motivos que marca la sociedad son los buenos: debes encontrar los que sean sólidos para ti, aunque al resto de la humanidad le parezcan una tontería.
VENCE LOS OBSTACULOS
Quizá uno de los primeros obstáculos con el que te vas a enfrentar es contigo mismo, con esa vocecita interior que no hará más que repetirte excusas y justificaciones para que continúes fumando.
Más de una vez habrás pensado cosas como “me relaja”, “me ayuda a concentrarme”, “ya es tarde, el daño ya está hecho” o “de algo hay que morir”. Piensa que las enfermedades que produce el cigarro son muy lentas y provocan en el fumador un deterioro progresivo de su salud. Es cierto que todos nos vamos a morir, pero lo importante es tener una buena calidad de vida y los últimos años de un fumador pueden ser de mucho sufrimiento.
Ya sabemos que los fumadores están “enganchados” al cigarrillo de 3 maneras:
- por la dependencia física a la nicotina
- por la dependencia psicosocial
- por el hábito mecánico y automático
Es importante conocer esto porque dejar de fumar no es un acto único y no todos los cigarrillos se fuman por la misma razón.
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